LA PUERTA GIRATORIA Y LA REGULACIÓN FARMACÉUTICA

Entre los singulares colaboradores que el Presidente Donald Trump nombró para asesorarlo en las tareas gubernamentales descuella, por los antecedentes que lo preceden y por las controvertidas opiniones que ha enarbolado en relación con materias de salud, el abogado y polemista Robert Kennedy Jr.   Haciendo honor  al carácter desafiante que le ha impreso a su presidencia, el Presidente Trump lo nombró nada menos que en el cargo de Secretario de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos, cargo del cual depende la Administración de Alimentos y Medicamentos de ese país, más conocida por su sigla en idioma inglés: FDA, entre cuyas responsabilidades se cuenta la de garantizar, mediante un riguroso proceso de estudio de antecedentes y acompañamiento de investigaciones clínicas, la eficacia y la seguridad de los productos farmacéuticos que serán comercializados en los Estados Unidos.  Ninguna otra agencia de ese país tiene, como la FDA, una repercusión global que alcanza a las decisiones locales de los gobiernos de las más distantes latitudes, entre ellos el de Chile, cuyas agencias regulatorias habitualmente aluden en su regulación a las decisiones de la FDA para dar sostén a las propias.  

La labor inicial del Secretario Kennedy ha estado enmarcada por el mandato firmado por el Ejecutivo, en febrero de este año, que creó la comisión presidencial que lleva por nombre “Hagamos América Saludable Nuevamente” – Make American Healthy Again, en su idioma original, en evidente analogía al lema de campaña  Make American Great Again, que condujo al Presidente Trump a la Casa Blanca en sus dos últimas campañas.  En el documento que daba origen a dicha comisión se señalaba en el párrafo inicial que, entre otros objetivos, la comisión tenía por propósito: “… restablecer la integridad del proceso científico protegiendo las recomendaciones de los expertos de influencias inapropiadas y aumentando la transparencia con respecto a los datos existentes”.  Más adelante abundaba, en el mismo documento,  identificando como uno de sus propósitos estratégicos: “restaurar la integridad de la ciencia, incluyendo la eliminación de la influencia indebida de la industria, la divulgación de los hallazgos y los datos subyacentes en la máxima medida permitida por la legislación aplicable, fortaleciendo el rigor metodológico y estableciendo un marco de transparencia y revisión ética en los proyectos financiados por la industria”. 

El 22 de mayo recién pasado la antedicha comisión entregó su primer informe¹: Make Our Children Healthy Again,  marcado en su lanzamiento por la inclusión en él de citas inexistentes, aparentemente originadas en aplicaciones de inteligencia artificial, que obligarán a corregir la versión original y relanzarla en una fecha próxima².

En el cuerpo del informe, dando cumplimiento al mandato que la creó, la comisión aludió -en su parte introductoria- a algunos aspectos que consideraba cruciales para la crisis generacional que enfrentan los habitantes de Estados Unidos  en relación con la alta prevalencia de enfermedades crónicas.   Uno de ellos hacía notoria alusión a la existencia de una puerta giratoria en el proceso regulatorio actualmente vigente, que traducía una captura de este último por parte de intereses corporativos:

“La industria farmacéutica, de 1999 a 2018, gastó 4.700 millones de dólares en actividades de cabildeo (lobby) a nivel federal, más que cualquier otra industria.  Además, nueve de los últimos diez directores de la FDA —y aproximadamente el 70 % de los revisores médicos de la agencia— han trabajado para la industria farmacéutica. Más del 80 % de los departamentos clínicos y hospitales docentes de las facultades de medicina de EE. UU. reciben algún grado de financiación farmacéutica, mientras que la mitad de los costes totales de la formación médica continua (FMC) son financiados por la industria”.

Este párrafo se encuentra contenido en una sección de la parte introductoria que lleva por título: “La captura corporativa y la puerta giratoria” y recoge una tesis sociológica que data de la década de los cincuenta, que afirma que las agencias regulatorias gubernamentales tienen un ciclo de vida que consta de cuatro fases: gestación, juventud, madurez, y senescencia.  El período de madurez, sostiene el Profesor Marver Bernstein³ -autor de esta categorización- culmina con la rendición de los reguladores ante los entes regulados,  terminando aquéllos siendo capturados por estos últimos y sirviendo los intereses corporativos en lugar de los intereses de los ciudadanos.  Una de las herramientas de captura que ha sido documentada y estudiada es la existencia de una “puerta giratoria” entre los reguladores y regulados, que permite el libre flujo de funcionarios de la industria hacia posiciones de expertos o incluso de carácter directivo en la respectiva agencia regulatoria, en un ir y venir que termina creando conflictos de intereses en las decisiones de estos funcionarios que arrojan un justificado manto de dudas sobre la imparcialidad de sus decisiones⁴.

La puerta giratoria, con su consiguiente estela de desprestigio del proceso regulatorio gubernamental, funciona cotidianamente.  Un reciente -y escandaloso ejemplo- es la contratación de Patrizia Cavazzoni, en febrero de este año, como directora médica de Pfizer, que recién en enero había renunciado a su cargo como directora del Centro de Evaluación e Investigación de Medicamentos (CDER) de la FDA,  la más importante de las secciones de esa agencia reguladora y la que está encargada de regular, precisamente, la empresa de la que ahora es directora médica.  Lo anterior sin mencionar que la Dra. Cavazzoni había llegado a trabajar a la FDA en 2018 tras  dejar de hacerlo … en Pfizer⁵.   Es difícil imaginar un mejor ejemplo.

¿Podrá el actual gobierno de los Estados Unidos, con todas sus excentricidades, sorprendernos con la instalación de un candado a ésta, la verdadera y ubicua puerta giratoria?  

Firma:

Rodrigo Salinas

Médicos sin marca


  1. https://www.whitehouse.gov/wp-content/uploads/2025/05/WH-The-MAHA-Report-Assessment.pdf

2. https://apnews.com/article/maha-report-errors-rfk-health-studies-f382af8552dbc1729329a13e58f1f3c4

3.  Bernstein, M. H. (2015). Regulating business by independent commission. Princeton University Press.

4.  Doshi, P. (2024). Revolving door: You are free to influence us “behind the scenes,” FDA tells staff leaving for industry jobs. BMJ, 386:q1418. https://doi.org/10.1136/bmj.q1418

5. https://www.citizen.org/news/top-fda-drug-regulator-returns-to-pfizer-the-revolving-door-must-end/.

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Por JC